La Calzada romana se convierte en el primer camino importante  hacia el interior de Cantabria, su construcción  comienza hacia el año 30 antes de Cristo,  nombre “Vía Regio VII Gemina ad Portium Blendium”, teniendo como propósito militar,  comercial y administrativo, posteriormente el origen del Camino de la Harinas que tiene su origen en el siglo XVIII, cuando el estado borbónico de Felipe V y Fernando VI afronta la mejora y ampliación de las vías de comunicación del país. Es a mediados de este siglo cuando se plantea dar salida a las mercancías castellanas por la costa del cantábrico.

En el 1748 se acordó construir un camino real entre Santander y Reinosa las obras (1749 – 1753) y  se abre el camino al tráfico carretero. Fue una moderna obra de ingeniería para la época, impulsada por el Marqués de la Ensenada, ilustrado a las órdenes del monarca Fernando VI, que iba a permitir impulsar el comercio de la lana, madera, grano, vino y otros productos.

La construcción del camino no fue sencilla, tanto por las dificultades del terreno como por las condiciones meteorológicas que en muchas ocasiones retrasaron o impidieron la ejecución de obras. Desde Santander, el camino se iniciaba en dos puertas de mármol y granito, las de San Fernando y Santa Bárbara, para unirse luego en un solo ramal que llegaba a Puente Arce, atravesando el puente (que aún se conserva) y continuando hacia el sur hasta llegar a la vera del río Besaya, en Cartes. Desde Cartes, por la hoz de Las Caldas, seguía por Somahoz, el valle de Iguña y Molledo hasta llegar a Bárcena de Pie de Concha, donde el camino ascendía unos 500 metros sobre el Besaya en el tramo más complicado, la hoz de Bárcena. Una vez superado el tramo de la hoz, el camino descendía hasta Pesquera para seguir en dirección a Santiurde de Reinosa, Cañeda y Reinosa, cruzando por el medio de la villa y el actual puente de Carlos III. Desde Reinosa el camino continuaba hasta Matamorosa, en el límite con la provincia de Palencia.

A medida que pasaban los años la recaudación iba en aumento, a la vez que el desarrollo económico y poblacional de las villas, que experimentaron un mayor dinamismo relacionado con la actividad que generaba el camino: posadas, ventas, talleres de construcción de carros, mesones, ferrerías y hornos surgieron al calor del tráfico comercial que transitaba de manera constante. Por el camino fluyeron lanas, hierro, granos, vino y maderas nacionales, así como azúcar, tabaco, café, aguardiente y otros productos provenientes de las colonias; pero también sirvió para impulsar el transporte de viajeros por medio de diligencias y galeras, sujetos a líneas regulares entre la costa y la Meseta.

Será ya en el siglo XIX cuando se produzca la explosión de la actividad que actualmente da nombre al Camino, la producción y el transporte de harina. La construcción del camino real supuso un auténtico revulsivo para la tradicional actividad de la molienda que a finales del siglo XVIII ya se cuentan por varias las fábricas instaladas en el valle del Besaya,  todas ellas movidas por energía hidráulica. A mediados del siglo XIX la mayoría de las harineras de la región se ubican en el eje Campoo-Besaya. A mediados del siglo XIX, la construcción del ferrocarril va a revolucionar el transporte en el corredor del Besaya y eclipsar la importancia del antiguo camino real. En 1852 se comienzan las obras que concluirán dieciséis años después, entrando en funcionamiento en 1866 el Ferrocarril de Isabel II, de Alar del Rey a Santander.

La llegada del ferrocarril marca el inicio del fin de la carretería  y el transporte de viajeros en diligencias que utilizaban el camino real. A lo largo del siglo XX el número de fábricas se reduce progresivamente, reconvirtiéndose en muchos casos para el desempeño de otras actividades.

El Camino de las Harinas hoy se debe entender como un auténtico itinerario cultural donde, a lo largo de los más de cien kilómetros que separan Alar del Rey de Santander, el territorio nos ofrece un rico y variado patrimonio cultural y natural.

En el municipio de Arenas de Iguña hubo diversas fábricas harineras que empezaron a aparecer desde finales del s XVIII, sufren readaptaciones y procesos de modernización que hace difícil su datación con seguridad, existían 3 grandes fábricas de harinas:

  • LA FABRICA LA HERRAN, en el barrio del mismo nombre en Arenas de Iguña. Que se alzó en 1829 y fue una de las harinas más importantes llegando a moler diariamente unos 15.000 kilos de trigo. Después de la guerra Civil de España (1936-39), paso a ser una fábrica de piensos.
  • LA FABRICA CEBALLOS, que se encuentra en el barrio de Ojera, construida en 1835 y fue fábrica hasta los años cuarenta. Está despachaba  unos 10.000 kilos de harina diariamente.
  • LA FÁBRICA DE SAN JUAN DE RAICEDO. Construida en 1835 sobre un molino existente de moler maíz, pero fue fábrica muy pocos años.

Una visión conjunta y detallada de los procesos de limpia, molienda y cernido a los que eran sometidos los granos de trigo hasta  transformados en harina,  introducidos en sacos y almacenados hasta su transporte, se puede apreciar en el Centro de Interpretación del Camino de las Harinas en Pesquera. El camino de las harinas

De gran importancia en el Municipio como en muchos otros por tener ríos  son :

 

LOS MOLINOS

 

Desde la edad media hasta nuestros días en riberas de ríos y arroyos existen distintos inventos ligados al agua.

Casi todos disponen en el exterior de una presa como elemento necesario para procurar la energía necesaria canalizando el agua por una canal llamado cuérrago o cuérnago. La molienda la realiza llenando la tolva de grano, abría el saetín con una palanca o llave para que el agua cayese con fuerza sobre los álabes del rodete y este al girar moviera el para huso y el palón que a su vez mueve la piedra volandera que se desliza sobre la solera. Ahora se abre la tolva que descansa sobre estructura de madera llamada caballo dejando pasar el grano. Este se desliza entre dos piedras que presentan ranuras labradas llamadas arroyos donde queda triturado saliendo hacia el exterior la harina y el salvado juntos y cayendo dentro del arnal.

El molinero cobraba en dinero o en especie con la parte de la molienda que llamaban maquila.

En Nuestro municipio se pueden apreciar vestigios de varios molinos:

 

MOLINO DE VEGUÍA.  El molino se encuentra localizado en el margen izquierdo del río Los Llares, junto al arroyo de La Covachona (muy conocido en el lugar por múltiples leyendas relacionadas con seres mitológicos).El lugar además de acoger ancestrales leyendas, posee un especial valor natural por las formaciones vegetales que lo rodean, castañeras, robledales no olvidemos que a escasos 2 kilómetros comienza el espacio protegido incluido dentro del Parque Natural Saja-Besaya.

El complejo que forma este molino se compone por un edificio de sencilla construcción, definido por una estructura muy elemental y construido a base de mampostería de baja calidad. De planta rectangular, posee una entrada en la planta baja, y una escalera exterior que daba acceso a la parte superior en la que estaba situada la vivienda de los molineros.

 

MOLINO DE LERIO. El molino se encuentra localizado en una extensa finca de propiedad privada a orillas del río Besaya, a su paso por Arenas de Iguña. El complejo que forma este molino se compone por un edificio de mayores dimensiones a los molinos vecinos, distribuido en tres plantas se pueden observar numeroso vanos en cada una de ellas, hecho que también lo diferencia. De planta claramente rectangular, tan solo posee una entrada en la planta baja, desde la cual se accede a las plantas superiores. El molino se encuentra a unos 20 metros del margen derecho del rio Besaya. Se puede distinguir perfectamente la pequeña presa que recogía el agua, además de los canales de entrada y de salida del agua.

 

MOLINO DE SAN JUAN DE RAICEDO, El molino se encuentra a escasos metros del margen derecho de la carretera que va hacia el pueblo de Bostronizo (CA-706), en San Juan de Raicedo. El molino es fácilmente accesible, tanto que puede ser observado sin necesidad de abandonar la carretera. Es uno de los mejores conservados pero es de propiedad privada, fue por pocos años una fábrica de harinas.

 

MOLINO EL MOLINÓN, ubicado en el margen izquierdo del Río Casares, El complejo que forma este molino se compone por un edificio de sencilla construcción, definido por una estructura muy elemental y construido a base de mampostería de baja calidad. De planta rectangular, tan solo posee una entrada en la planta baja, que es la que actualmente se destina a vivienda de sus propietarios. El molino se encuentra próximo al rio, a unos 20 metros de su margen izquierdo, aún mantiene aunque poblado de malezas, una pequeña presa que recogía el agua. También conserva el canal de entrada y de salida del agua.